prefiero la mentira a la dolorosa realidad
A veces creemos que las palabras pueden suavizar la realidad. Por lo general, lo único que hacen es demorar el encuentro del hombre con la verdad.
A veces creemos que las palabras pueden suavizar la realidad. Por lo general, lo único que hacen es demorar el encuentro del hombre con la verdad.
Nos pasamos la vida tratando de ser otros. Nos frustramos, agotamos y pese a todo seguimos insistiendo. Como si a alguien realmente le importara. Como si la recompensa de ser otro fuera mayor al dolor de negar quienes somos.
La angustia es miedo a un futuro posible que no queremos. En cierto sentido, es rechazar la realidad. La paz sobreviene cuando soltamos ilusiones, anhelos, fantasías y podemos aceptar las pérdidas y aceptar la realidad.
Solo mirando nuestros dolores a los ojos podremos sanarlos. Aún los intolerables deben ser enfrentados, como único camino para que finalmente, al ser recibidos, podamos recuperar la paz.
El dolor de ser rechazados siempre es mucho menor que el dolor de sostener lo que no somos
El dolor de ser rechazados es siempre menor al dolor de tratar de ser alguien que no somos.
https://www.youtube.com/watch?v=ZeNAzSSI9F0
Nuestros dolores guardados pueden condicionarnos la vida. Nos limitan nuestro crecimiento y desarrollo. Sin que lo sepamos, ellos están cuidándonos de otras situaciones que nuestro inconsciente considera peligrosas. El tema es que al no tener consciencia, no elegimos. Por eso, el principal desafío es poder darnos cuenta de cuáles son esas heridas, esos dolores, esos sufrimientos que guardamos bajo siete candados, pero que en el fondo, nos están arruinando la vida.