Lo más doloroso fue quitarme el anillo de casado
Me había ido de casa con lo puesto. Atrás quedaban [...]
Me había ido de casa con lo puesto. Atrás quedaban [...]
Mi secretaria dejó el sumario sobre el escritorio y me [...]
Buscando no sé qué cosa en el sótano de la [...]
Estamos llenos de contradicciones. Pretender evitarlas, es evitar la vida misma. Nos quedamos encerrados en nuestra rigidez y lo políticamente correcto. La única coherencia a la que estamos llamados es a ser auténticos. Lo demás... que se hagan cargo los demás.
Tener un hermano puede ser una de las mejores experiencias y regalos de la vida. Y sin embargo, ya ahí se plasma la lucha desesperada de todo ser humano, por ser amado, por ser el único amado.
Muchas personas critican las contradicciones. Como si los seres humanos fuéramos coherentes, racionales. Las contradicciones son parte central del corazón humano.
La angustia es miedo a un futuro posible que no queremos. En cierto sentido, es rechazar la realidad. La paz sobreviene cuando soltamos ilusiones, anhelos, fantasías y podemos aceptar las pérdidas y aceptar la realidad.
Qué dosis de verdad puede tolerar una persona? Cuál es el límite entre una mentira que busca proteger al otro y el engaño? Es posible tener paz, cargando con una mentira importante?
Los moldes y mandatos que nos imponen siempre nos condicionan, nos limitan, nos mutilan. Pero su poder radica en que no somos conscientes de ellos. Cuando los vemos, empiezan a perder su poder.
Muchas veces nos asustamos de nuestros propios pensamientos. Taparlos no nos ayuda. Mejor dejarlos fluir en libertad, decantarlos, amigarnos con ellos. Y recién después, con total paz, decidir qué hacer.