La vida no entra en nuestras ideas
Los moldes y mandatos que nos imponen siempre nos condicionan, nos limitan, nos mutilan. Pero su poder radica en que no somos conscientes de ellos. Cuando los vemos, empiezan a perder su poder.
Los moldes y mandatos que nos imponen siempre nos condicionan, nos limitan, nos mutilan. Pero su poder radica en que no somos conscientes de ellos. Cuando los vemos, empiezan a perder su poder.
Nuestra exigencia suele destruirnos. Aspiramos a tanto, y tenemos estándares tan altos, que al final quedamos paralizados. Aplastados por el propio peso de la carga que nosotros mismos nos inventamos. En vez de dar vueltas y vueltas mirando la cima de la enorme montaña que tenemos que escalar, tenemos que empezar a caminar.
Compararnos con los demás no nos define. Aunque seamos peores en algo o mejores en otras cosas, seguimos siendo los mismos. Por eso, mucho más importante que compararse, es tratar de averiguar quién es uno.
El cambio no puede forzarse. El cambio sucede. Solo cuando dejamos de hacer esfuerzos y aceptamos, estamos creando las condiciones para ser transformados.
Nos pasamos la vida peleando por lo que queremos, sin siquiera saber si eso que tanto anhelamos es bueno para nosotros. Muchas veces, tan pronto lo logramos, comprendemos que no es lo que pensábamos. No nos da plenitud. O nos trae más problemas.
https://www.youtube.com/watch?v=LUuodXULyLQ
https://www.youtube.com/watch?v=DDKUs0ZInuY
Los penales no se entrenan, porque es imposible reproducir las condiciones en las que serán pateados. Pretender inventarnos las herramientas para no sufrir es igual de imposible. El único camino para aprender a vivir es viviendo.
Esforzarse demasiado puede producir resultados negativos. Todo tiene su tiempo bajo el sol.
Muchas personas creen que los demás tienen vidas interesantes. Que en cambio, en las suyas no pasa nada. Es la mejor fórmula para desperdiciar la vida, generando una profecía autocumplida.