“No insistas en acercarte. Si no hay un vínculo; ¿para qué inventarlo?”
En cierto sentido, la idea del maestro lo alivió. Estaba iluminando algo que él sentía pero que no podía poner en palabras. Igual, casi sin pensarlo, David contestó: “Pero es mi hermana…”
“Sí, en términos biológicos”, dijo el maestro pareciendo sarcástico, aunque sin serlo. “Ser hermano, es algo mucho más grande que compartir el ADN. Así como también lo es ser padre o madre.
Generalmente, se llama padres a personas que son solo progenitores. Nos han dado la vida, pero por sus propias limitaciones emocionales y afectivas no han sido capaces de ser padres. No nos han podido mirar”, completó.
“¿Y para qué necesitamos que nos miren?”, preguntó David entre curioso y escéptico.
“¿Cómo podrías amar a alguien al que no sos capaz de ver?”, repreguntó el maestro. Y mientras su discípulo reflexionaba, continuó: “Mirar a alguien es el prerrequisito para amarlo. No es posible amar a alguien al que no se conoce tal cual es. Por lo general, la gente mira a los demás desde sus propias carencias, sus propias necesidades.
Y esa penosa circunstancia impide registrarlo tal cual es, viendo cuáles son sus deseos, sus características, sin pretender cambiarlo ni mucho menos acomodarlo a nuestras necesidades.”
David intentaba razonar aquellas palabras que su corazón recibía con una mezcla de tristeza y alivio.
“Que te miren tal cual sos te habilita a que sepas quién sos y qué es lo que querés. Es una experiencia fundacional, porque toca tu ser esencial. Necesitamos percibir el amor de otro para poder destrabar y madurar el propio amor”, prosiguió el maestro.
“Por lo general, el no haberlo vivido lleva a que la gente vaya devorando situaciones. En lo afectivo nada los llena. Tienen un agujero negro que va a continuar salvo que sean capaces de reenfocarse, de mirar su vida desde otra perspectiva. Y bajo esta realidad, no hay vínculo posible. Solo hay tironeos permanentes que de vez en cuando merman un poco, para luego continuar. Habitualmente, las personas no son capaces de ver al otro. No pueden percibir la realidad del prójimo, sea este un un hijo, un esposo, un amigo.”
David sabía perfectamente de qué le estaban hablando; ¿quién que fuera honesto con su vida no lo había experimentado en carne propia, como víctima y victimario? “Pero Claudia es mi hermana…”, insistió.
El maestro, con ternura, le dijo: “Te da miedo sentir que no la querés. Y ella, inconscientemente, utiliza su propia insatisfacción como una herramienta de control. Da lástima para poder controlar a los demás, que están obligados a satisfacerla. Tenés que poder soltar tu idea de hermana, para ser capaz de relacionarte con Claudia. Ella es eso, Claudia, no una hermana. El tema es que vos querés inventar un vínculo que no es.”
“Que te enojes con ella demuestra que todavía esperás algo de su parte. Recién cuando no esperes nada del otro, podrás crecer. Antes, solo estarás negociando”.
“¿Negociando qué cosa?”, preguntó David con cierto enojo.
“Afecto, cariño, mirada, calor”, contestó con una enorme paz el maestro. “Que son sucedáneos del amor, pero que en el fondo no tienen nada que ver.”
David se quedó pensativo, sintiéndose tocado por las agudas intervenciones del maestro.
“Tenés que aprender a registrar tus sentimientos negativos. No reprimirlos porque son feos o incorrectos. Brotan como consecuencia del pobre vínculo de ustedes. Y cuanto más forzás la situación para obligarte a tener una buena relación, más se revela tu ser. Dejalo estar. Aceptá el vínculo como es, sin exigirle que sea lo que no es”, propuso el maestro.
David estaba confundido. La situación era clara y dolorosa. Al preguntarse qué era lo que le dolía, se dio cuenta que el problema no era el vínculo en sí, sino lo que él esperaba de esa relación supuestamente fraterna. Él pretendía que fueran hermanos, y en realidad ellos solo lo eran desde el punto de vista genético. Mandar a pérdida la ilusión de una hermandad era doloroso. Pero también liberador; no tendría que seguir haciendo esfuerzos para sostener algo que no existía.
“Vos no le exijas a ella que cambie, así como Claudia tampoco puede exigírtelo a vos.
Al revés de lo que nos quieren hacer creer, egoísmo no es ser uno mismo, sino pretender que el otro sea como uno quiere.
Cada uno puede hacer de su vida lo que quiere, sin perjudicar al otro, ni tampoco, exigirle que cambie, hecho que frecuentemente ocurre. Lo más triste es que si bien siempre se esgrimen razones supuestamente altruistas, -que el otro cambie para su “bien”-, la cruda realidad es que queremos que lo haga por nuestro propio bienestar. ¿Y puede nacer algo fecundo de semejante manipulación? El hecho que sea sutil, no la torna menos dañina”, dijo el maestro con una sonrisa pacífica.
“Ni vos ni Claudia son monstruos; simplemente tienen registros emocionales distintos. Y así no es posible dialogar, ni mucho menos, encontrarse. El riesgo de seguir forzando ese encuentro por la idea de que una relación de parentesco es sinónimo de vínculo, suele llevar a venganzas afectivas”, amplió el maestro.
“¿Y de qué querría vengarme?”, cuestionó David.
“De que no te registraron, no te amaron. Nada menos. Y entonces, lo que suele suceder, es que inconscientemente uno se venga negándose a perdonar esa actitud, ese desamor. Y la relación queda aún más empantanada.”
David escuchaba como si lo hubieran descubierto.
“La solución a esto es, en primer lugar, darse cuenta. Enterarse. Luego, aprender a sentirse malo. Como conscientemente no nos permitimos ser malos, negamos nuestra actitud, nuestra venganza, y todo se hace más difícil. Pero si podemos ponerlo en la superficie, ver nuestra conducta, comprender nuestra historia y aceptarla con una mirada benevolente, empezamos a sanar,” dijo el maestro.
Después de permanecer un largo rato en silencio, David se paró lentamente, agradeció y se fue.
Artículo de Juan Tonelli: El ADN no hace un vínculo.
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Y cuando el vinculo de sangre es tu propia madre????y si nunca me ha mirado??? Si nunca se dio cuenta en su corazon que yo estaba ahi y necesitaba que me amara???
Vale especialmente para cuando el vínculo es la madre, Marisa…. Un abrazo
Enormemente agradecida Juan por que has puesto en palabras mi dolor.., me gustaria que pudieras seguir hablando de este tema, de como podemos sanar, yo realmente necesito ayuda puntualmente para esto, necesito herramientas..
Admiro tu trabajo, tiene corazon..
Un beso
Diana
Que bueno que te haya servido Diana, me alegra mucho. Te recomiendo que leas Biografía Humana o algún otro libro de Laura Gutman. Es muy bueno para esto. Un abrazo grande
En mejor momento no puede haber llegado el articulo,cuando aprendemos a ver y no mirar podemos entendernos mejor y asi es mas sanar heridas…
Es que no ver es garantía de problemas. Al final, la realidad se hace evidente toda junta, de la peor manera. Un abrazo Mariela
muchas gracias por esta publicaciòn….. ahora entiendo mis relaciones afectivas con las personas, principalmente con la de mi hijo pero tambien con la de los demàs…… ME AYUDÒ MUCHISIMO…..
Qué bueno Fabiana, me alegra mucho! Es difícil. Uno da por asumido que un vínculo de sangre es necesariamente un vínculo, y a veces no hay más que el ADN. Y a veces peor, hay abusos y manipulaciones infinitas… Pero bueno, es la historia del ser humano. Lo importante es tratar de sanar. Un abrazo grande
Muchas gracias Juan. Llegó a mí justo cuando tenía esta misma incógnita con respecto a mi relación con mi hermano. Se que tengo que soltar y ver mi parte mala y humana para poder sanar, pero como duele!!!!!
Saludos y te seguiré leyendo!
Qué bueno Viviana, me alegro mucho! Tenemos que aprender a ver la realidad tal cual es y no como querríamos que fuera. También, aprender a estar abiertos y dejar ideas (equivocadas) de lado. Un abrazo!
Es tan cierto, me toca justo este tema por mi madre y por mi hermano. Pero por suerte no lo sufro, hace poco volví a abrir las puertas de mi casa a mi hermano, sólo por respetar en cierta manera el vínculo…como vino se fue. No te hace madre parir. No te hace hermano compartir. Es tan sano y tan bueno poder ver y analizar las cosas de afuera, pero muchas personas no pueden hacerlo. Muy bueno tu trabajo. Seguiré leyendo.
Qué bueno Gabriela. Ya poder registrarlo es algo «revolucionario»… Un abrazo y que todo vaya bien
Estoy de acuerdo en parte, mi mayor dolor es que mi familia no haya creído en mi(padre madre y hermana) mas allá de haber aguantado muchas cosas porque siempre pensaba»son mi familia», siempre los defendí. Me banqué golpes por parte de mi padre, q maldiga mi existencia, q no me escucharan, q me pusieran siempre en duda y todo con consentimiento de mi mama. Soporte hasta hace poco q mi hermana le haga desprecios a mi hija, q mi hermana en una discusión porque yo ya estaba harta de sus estupideces me diga q yo estube con su marido cuando este tipo me buscaba a sus espaldas y yo lo puse en su lugar, q mi padre le grite a mi hija le marque los errores(segun él) continuamente, como lo hacía cuando yo era chica, etc, etc, podrían seguir infinitamente. Siempre los prioricé, siempre cedí cosas con la premisa «son mi familia» y no me sirvió de nada. Hoy en día con 28 años mis prioridades son otras.. asumí la realidad, entendí q nunca les interesó conocerme d verdad, q nada va a cambiar porq ya lo intente muchas veces, hoy ya no necesitó demostrarles quien soy, porque estoy tan tranquila y segura conmigo misma y con mis valores q no necesito de ellos para ser persona.
Muy bien Karina… Por otra parte, y aunque no te parezca, sos muy joven. Haberlo aprendido a esa edad es genial. 🙂 Un beso!
Realmente muy conmovedor es este relato ha tocado lo mas profundo de mi ser y me ha dado la respuesta exata en mi experiencia de vida,ha llegado a lo mas profundo de mi alma!!!le estoy infinitamente agradecida por este valiosisimo aporte,nunca lei algo tan impactante. justo para mi,yo entendia que la sangre no hace un vinculo…pero no lo podia asumir..perdi todos mis vinculos familiares,sufri mucho.no me quedo mas que la resignacion,hoy gracias a usted he logrado comprenderlo y asumirlo,gracias por ayudar a tanta gente con su sabiduria.es usted un ser digno de admiracion por su gran talento.atte:Sonia.
Qué bueno Sonia! Me alegra mucho que te haya servido para algo. Un abrazo grande
Como la mayoría de las veces cada uno de tus relatos es algo así como estar «acompañados» permanentemente. Graciasss!! siempre gracias Juan Pdta. Voy a la reunión abrazo :0)
excelente!!!! cuanto se sufre por andar mendigando ese amor que nos negaron , y que sano es ver al otro tal cual es y que hace lo que puede no lo que nostros necesitamos, gracias Juan te sigo mucho, un balsamo para mi alma ,gracias bendiciones
Muchas gracias por tu comentario Maria Belén! Y qué alegría que algo de lo que hago sea un bálsamo para tu alma! Y sí, mendigar amor nunca resulta. Mucho mejor es ver la realidad tal como es. Un abrazo enorme!
La vida me enseñó que no estamos obligados a querer a nadie por imposición social. Sentí la presión de aceptar una familia a la que sentía que no pertenecía hasta que llegó un momento en que dije basta. Los que aceptaron mi postura siguen a mi lado y los demás pasan a mi lado sin mirarme. Y yo? bueno yo me sentí realmente liberada cuando me separé de mi familia y afronté la realidad, los que estaban más cerca no tenían mi sangre y son mi mayor apoyo.
Es que es así Susy… Tememos distanciarnos de algo que en realidad no existe. No hay un vínculo, solo un «lazo de sangre»…. Por eso es mucho mejor aceptar la realidad y dejar que las cosas encuentren su lugar (verdadero). Abrazo grande
Hola hombre atinado! Sabías que JUAN significa HOMBRE BUENO? Creo que lo sos porque tus reflexiones no pueden provenir sino de alguien BUENO.
Tengo 75 años bien llevados(por la Gracia de DIOS…);soy viuda desde hace casi 30 años y tengo seis hijos, los cuales en algún momento ,con su poco afecto y hasta «conspiraciones» fraternales(luego se pelean,se amigan… en fin,cosas que no entiendo ni quiero entender…) luego de las cuales me dejaban «fuera del sistema»(esos mismos que luego se enemistan…).
Asís fui aprendiendo a vivir sola…sin sufrir y alcanzando lo que creo es lo mejor para mí:NO ESPERAR NADA DE ELLOS Y SÍ ESTAR CUANDO…SI…EN CASO DE que me necesiten.
Paso sola todo el tiempo…con el cariño explicitado de muchas personas…;TODO ,seriamente…incluyendo Navidades,Fines de Años,Pascuas,etc…Elijo abstenerme antes que ser ignorada,y cuando alguien que no conoce mi historia(vivo en un pueblo grande con ínfulas de ciudad…) me pregunta si tengo hijos he acuñado una frase que me define:»Soy…HUÉRFANA de seis varones»
Hasta el presente NADIE me ha juzgado mal por esta…CHANZA(?)
Tu tan CONCRETA reflexión ha agregado PAZ a mi ya pacificada mente…HOMBRE BUENO…
Hola Giusseppina! Qué difícil lo que contás…aunque tan frecuente… Nuestros hijos, tienen su vida y vuelan. Tus hijos no son tus hijos… diría Khalil Gibran. Qué bueno que puedas llevarlo bien, y que no esperes nada. Cuando aprendemos a vivir así, sin esperar nada pero sin estar enojados ni resentidos con la realidad, la vida se convierte en algo maravilloso. Un abrazo enorme y gracias por escribirme.