Dicen que el que se traga sapos vomitará dragones. Todo lo que no podemos hablar nos envenena. Una cosa es callar por prudencia, porque lo que tenemos para decir no aporta y otra cosa distinta es callar por miedo. Cuando no decimos las cosas por temor a ser rechazados, vamos generando las condiciones para que el futuro sea mucho peor. Lo que no se puede hablar y rectificar, termina explotando. Para no provocar una crisis hoy, terminamos desencadenando una catástrofe mañana. Mejor hablar.
Analía no podía más. Llegó al estudio del filósofo que hacía las veces de maestro y terapeuta, y se derrumbó. Entre lágrimas, le contó su situación. La empresa en la que era directora había atravesado un proceso de fusión un año atrás, y luego que le rogaran que se quedara en la compañía y ella aceptase, le estaban haciendo la vida imposible.
Ella, que había sido el alma mater de la empresa, haciéndola crecer vertiginosamente durante diez años, ahora se encontraba en una situación insostenible. No quería irse porque había puesto tanto de sí, que hacerlo implicaba una pérdida enorme. Pero tampoco podía permanecer, porque ya nada era lo que había sido. Su día a día era un infierno y no aguantaba más.
Después de escucharla un buen rato, el maestro hizo una observación sumamente aguda.
«-El problema es que vos no pudiste hablar y al no haberlo hecho, no te queda más remedio que irte. Al no poder ajustar ni reformular tus vínculos, tampoco podés evolucionar. Te vas quedando encerrada en el sistema que vos misma vas construyendo. Las relaciones quedan cristalizadas hasta que explotan.»
Analía se sentía identificada con lo que estaba escuchando, más por intuición que por lo que comprendía. «-¿Y por qué pensás que me quedo cristalizada?», preguntó.
«-Porque tenés la percepción de que un pequeño ajuste es una gran ruptura. Como la teoría de los cambios catastróficos, que sostiene que un cambio menor puede desencadenar una catástrofe.
La gota que rebalsa el vaso. Pero el problema no es esa gota, sino el millón de gotas que cayeron previamente y ante las cuales no se hizo nada. Si uno no puede quejarse, tarde o temprano terminará explotando.»
Analía estaba conmovida con aquellas palabras. No podía ser una definición más precisa de su carácter y de su historia de vida.
«-Siempre me llamó la atención esos casos de personas que le decían a su pareja que se iban a comprar cigarrillos o una golosina, y no volvían nunca más”, dijo el maestro. “-Me preguntaba cómo era posible una situación tan extrema. Con los años aprendí que esa decisión era la síntesis de la incapacidad de decir las cosas. Después de largos períodos sin poder expresar lo que sentían en su interior, estas personas tenían dos alternativas que en realidad conducían al mismo lugar catastrófico. Hablar, contando todo lo que habían callado durante años, o una vez más, callar, pero saliéndose del sistema que ya no soportaban más.
Al no poder hablar, la única salida era irse. Un cambio monumental e innecesario, si hubieran podido expresarse. «
“-¿Pero por qué tanta dificultad en plantear las cosas?”, insistió entre lágrimas Analía. “-A veces es culpa del medio, que no brinda margen alguno. Como la historia del diario de Yrigoyen. Siempre se condenó a su entorno por hacerle un diario falso que sólo incluyera las buenas noticias que él quería leer. Pero estoy convencido que en ese núcleo el problema no era el séquito de personas, sino que él mismo no daba margen alguno para aceptar la realidad, forzando a los demás a mentirle”, conjeturó el filósofo.
“-Sin embargo –continuó-, en mi experiencia el problema central suele ser que los individuos que no pueden plantear nada, ni la más mínima diferencia ya que sienten que hacerlo es una gran ruptura. Entonces, si no hay posibilidad de ir corrigiendo frente a los cambios permanentes de la realidad, esas personas van juntando presión hasta que estallan. No se dan la oportunidad –ni se la dan a los demás-, de que el vínculo crezca, evolucione. Es todo una falsa armonía que tarde o temprano explota por los aires.”
“- Así las cosas, el único momento bueno es el inicio de un nuevo ciclo, cuando el cuentakilómetros está en cero. Luego, el camino se va tornando cada vez más doloroso porque uno se va tragando cosas. Si uno no expresa lo que no le gusta, no hay ninguna chance de reformular, mejorar, ajustar, crecer. Y así continúa hasta que en un momento estalla.”
Analía lloraba a mares, emocionada por semejante descripción de lo que era su vida. Luego de un silencio prolongado, balbuceó: “- ¿y entonces?” Su maestro la miró con ternura, le tomó la mano, y le dijo:
“- Tenés que poder hablar. Principalmente por vos, pero también por los demás. Sino, no hay vínculos sanos posibles. Tu vida no puede ser un esfuerzo tan grande. Hay que aprender a vivir sin costos emocionales tan altos.”
“- ¿Y por qué tengo tanto miedo de expresarme?, repreguntó casi con desesperación. “- Porque tenés pánico de ser rechazada. Pero el problema es que al final, lo que vas generando es algo mucho más letal e irrecuperable que cualquier cosa que hubieras expresado. Si por temor a que se rompa algo, no hablás cuando debieras, vas construyendo una bomba que finalmente termina rompiéndose de una forma mucho peor…”
Con un tono que evidenciaba que sus palabras estaban llegando al fin, el maestro agregó: “- hay veces en las que desgraciadamente es más fácil cambiar que quejarse. Y digo desgraciadamente porque las personas se pierden la oportunidad de crecer. Se ve mucho en los matrimonios, que empiezan de forma rutilante y después se van desgastando sin ser capaces de reformularse. Entonces, cualquiera que se les cruce en el camino ofrece la seductora trampa de los comienzos, en donde todo es lindo y perfecto. Pero después viene la realidad, y la persona que había dejado a su pareja para irse con otra, descubre que se encuentra con los mismos problemas, solo que ya tiene un divorcio a cuestas. Tal vez, si la realidad no le hubiera permitido cambiar con tanta facilidad, le habría obligado a enfrentar la situación y tratar de resolverla. Una amiga mía que se casó tres veces una vez me dijo: “-mi primer matrimonio no estaba tan mal”.
Madurar es entre otras cosas, aprender a expresarse, dado que no hay riesgo mayor que no ser uno mismo, mostrarse tal cual uno es. Eso siempre acaba mal.”
El maestro se paró, la abrazó, y la acompañó hasta la puerta.
Artículo de Juan Tonelli: No poder decir.
https://www.facebook.com/ElPellizco
[poll id=»52″]
Tu vida no puede ser un esfuerzo tan grande. Hay que aprender a vivir sin costos emocionales tan altos.
Muy bueno!
Gracias Cristina! Es más fácil decirlo que llevarlo a cabo, pero es bueno que nos demos cuenta.
La verdad que es la historia que mas me identifica!! soy igual a la protagonista de la historia, al igual que Analia me cuesta horrores expresar las cosas que me molestan y me hace muy mal, porque como dice voy tragando todas las amarguras y cuando exploto, exploto malll!! voy a poner en practica lo que le dice el maestro. Gracias!! hermosas las historias como siempre.
Muy linda la historia, creo que muchos nos sentimos identificados, lo que propone el maestro sería un ideal, que a veces se complica ponerlo en practica, a mi me paso de expresar lo que no me gusta o veo que algo funciona mal y lo digo, y el otro NO HACE NADA, entonces, al ver que no da resultado, a veces uno junta MIERDA.
Eso pasó en mi matrimonio y está pasando nuevamente. Siempre expreso lo que siento y pienso y alentaba a mi ex esposo que lo hiciera. Pero se negaba y no creía lo que le decía, es más, ponía palabras en mi boca. Se fue luego de 28 años juntos.
La persona con la que salgo dice ponerse incómodo cuando le expreso mis sentimientos, porque él no siente lo mismo. Acepto esa realidad y mis expresiones no son tan frecuentes como me gustaría.
Esta relación es de unos meses y lo estoy conociendo. Veo que huye despavorido cuando le pregunto sobre sus sentimientos o tocamos temas «serios» jajajajaja
Opté por no forzarlo a nada.
Me gustaría su opinión
Saluditos!!!
Hola Sonia! No forzar es una sabia decisión. De ese lugar nunca surge nada bueno. Y por lo general los hombres y las mujeres tenemos grandes diferencias de percepción y vivencias en el tema del amor. Y ni hablar de la capacidad de las mujeres de poner los sentimientos y emociones en palabras, frente al habitual analfabetismo emocional de nosotros los hombres…
Paciencia, mucha paciencia. Pero sin dejar de ver la realidad tal cual es y no como nos gustaría que fuera. Después de verla lo más parecido a lo que es, uno es libre de decidir lo que quiere, pero en la verdad, no en las fantasías.
Un abrazo
ME SENTI TOTALMENTE IDENTIFICADA CON LA HISTORIA, PERO CUANDO EMPECÉ A DECIR, NO FUI TOMADA EN CUENTA. PERO DESDE HACE UN TIEMPO CON AYUDA DE LA TERAPIA, NO ME CALLO, AUNQUE EL TEMOR A SENTIRME RECHAZADA ME HAYA DEJADO UN MATRIMONIO DESTRUIDO, QUIZAS POR ERROR MIO CON BASES POCO SOLIDAS, Y CON DEMASIADO AMOR
Existe el «demasiado» amor, Karina?
A mí me parece que no. Tal vez, más que demasiado amor eran demasiadas fantasías o demasiadas ilusiones. Si fuera demasiado amor no se habrían separado o destruido…
Lo bueno es que pese al dolor, uno vaya aprendiendo. Conocernos. Y aprender que callar nunca resulta. Una cosa es ser prudente y otra distinta es no poder plantear lo que nos parece importante. Con los años, vamos entiendo que eso es tan riesgoso, que resulta más seguro hablar que callarse. Pese a que sintamos que se acaba el mundo…. Un abrazo
me gusta mucho la pagina,Juan!!!siempre comparto y reflexiono contigo y la gente.no soy de callar,y busco siempre la mejor manera de decir las cosas y las digo,no siempre con buenos resultados,pero igual lo hago.solo que padezco una afonia,desde hace ocho meses,justo despues que me separe,en buenos terminos…no me sorprendio que decidiera irse,lo venia haciendo tiempo atras y yo vivia en mi casa y mi flia,o sea sabia lo que pasaba.se veia venir…..sospecho que algo quedo sin decir y me ahoga,no se que es?.mi doctora dice que es algo que no dije….cosa rara en mi.puede ser ?me gustaria saber que opinas?
Hola Elena ! No tengo mucha información para arriesgar una hipótesis así… Aunque hay toda una corriente que opina igual que tu doctora… Sin embargo, a mí me interesa mucho más que vos te preguntes y te escuches a tu interior, acerca de qué cosa callaste. No tengo duda que la sabés y está ahí nomás. Preguntate hasta que aparezca la respuesta nítida. No está tan adentro. Va a aparecer pronto, casi sin pensarlo…
Un abrazo grande y gracias por escribir!
Eso realmente es así calle algo…muy comprometido durante años´cuando me quise separar mi familia no apoyaba mi decisión..y el haber mantenido esto en secreto..por pensar en los otros hoy me juega en contra….pero no va más y conté a algunos que no podían creer lo que yo había pasado …en soledad….
Qué difícil Claudia…
Igual, tenés la paz de haber actuado correctamente…
No es poco!
Huy! que identificada me sentí!: «Al no poder ajustar ni reformular tus vínculos, tampoco podés evolucionar. Te vas quedando encerrada en el sistema que vos misma vas construyendo. Las relaciones quedan cristalizadas hasta que explotan.” Aún no exploté . Algo increíble que me pasa es que estuve a punto de separarme varias veces y mi marido no se enteró; pueden creerlo????
Ocurre con bastante frecuencia Gianina…
Pero bueno, hay que tratar de ir aprendiendo y no llegar tan lejos. Mejor hablar, por más duro que sea…
Si querés podés mandarme tu historia a juantonelli@yahoo.com
Besos
Totalmente identificada con Analía. Esto de no poder expresar, no puedo expresar lo que no me gusta, lo que me molesta, lo que me hace sentir herida… me pasa principalmente en la pareja y en el trabajo. Cuando algo hace ruido e intento hablar, por lo general no salgo bien parada de la situación, entonces prefiero callar.
…»Te vas quedando encerrada en el sistema que vos misma vas construyendo. Las relaciones quedan cristalizadas hasta que explotan.”…
Y es verdad que explotan… lamentablemente en el momento menos pensado y capaz, por un tontería…Yo me doy cuenta de esto, pero no logro modificarlo.
Muchas gracias, Juan
Beso: Lili
gracias juan por tu respuesta, excelente todo lo que se publica en el pellizco, saludos
LO QUE ACABO DE LEER ES TAN CIERTO, TUVE UNA RELACIÓN DE 7 AÑOS EN LA CUAL ME GUARDE MUCHAS COSAS POR LA INSEGURIDAD DE ACEPTACIÓN POR EL , CADA DÍA QUE ME SUCEDÍA ALGO LO GUARDABA Y NO POR EL ECHO DE NO QUERER PLATICARLO SI NO POR LOS REGAÑOS DE MI EX-PAREJA, EN ESE TRANSCURSO INTENTARON VIOLARME Y SOLO LO PLATIQUE CON MI FAMILIA PERO A EL NO LE COMENTE NADA, EL SOLO ME HUMILLABA SI HACIA ALGO MALO O ALGO QUE NO LE PARECIERA, HACE 1 MES SIMPLEMENTE EXPLOTE, EXPLOTE TANTO QUE LE DIJE COSAS LAS CUALES AHORA ME ARREPIENTO, PERO FUE SOLO EL ECHO DE ACUMULAR TANTOS SENTIMIENTOS Y TANTAS PALABRAS NUNCA EXPRESADAS…. Y LA HISTORIA ME AYUDA MUCHO A ENTENDER LA SITUACIÓN EN LA QUE ESTABA…. GRACIAS
Qué difícil Itzel… Pero hay que aprender a hablar. Y si no se puede (porque el otro no quiere o no puede y no aprende) …irse! Pero ojo que lo más común es que le echemos la culpa al otro, de nuestras propias limitaciones! Un abrazo
Excelente reflexión Juan Tonelli, ¿podrías decirme de que libro son los extractos?, me interesó muchísimo leerlo. ¡Muchas gracias!
Hola Claudia, por ahora de ningún libro, solo de El Pellizco. Con un poco de suerte este año las mejores historias saldrán todas juntas en un libro. Besos y gracias!
Estaré muy pendiente Juan, tienes un gran talento que se agradece compartas con muchos. Muchísimas felicidades, tu página es maravillosa, me encantó. Un abrazo mexicano
Me hizo mucha gracia este post, entré por el título: no poder decir. Parece cierto, que nuestros problemas son siempre los mismos. Me ha recordado que hace un tiempo estube acudiendo al psicólogo, tenía un bloqueo tremendo. Llegaba, me tumbaba y literalmente no podía hablar. Él me preguntaba cosas y yo tenía los labios sellados, al ser una terapia Gestalt, trabajábamos con lo que había en el momento. Aquel hombre tubo mérito conmigo, mucho mérito. He transitado ese camino, y es cierto que se hace un pelota de nieve tremenda cuando no te puedes expresar.
Qué bonito es poder ir mirando atrás de vez en cuando y reconocer tus propias huellas.
Muchas gracias
Totalmente DAC… Aprender lleva tiempo. Tenemos que ser amorosos y compasivos y pacientes con nosotros mismos… 🙂