Íntimamente, supo que el mensaje de texto que acababa de leer cambiaría su vida. Partiría su existencia en dos: en un antes y un después de ese hecho. ¿Cómo era posible que un simple sms pudiera transformar su vida en una forma tan radical? Aún cuando no tenía la respuesta, ni mucho menos imaginara cómo se concretaría lo que acababa de irrumpir, percibió con nitidez que algo dramático había pasado.
Recordó a Borges con sus célebres versos «es el amor, tendré que ocultarme o huir», o «el horror de vivir en lo sucesivo». O a Jorge Fernández Díaz con su genial idea de que «el amor es muy puto», como sinónimo de caprichoso, arbitrario. Pese a encontrarse a 13 kilómetros de su casa, decidió volver caminando. Tal vez, para darse el tiempo de encontrar algún rumbo. O quizás, por asumir que después del mensaje de texto, su casa había empezado a dejar de ser su casa. ¿Cómo era posible?
En las largas dos horas de caminata de regreso, ráfagas de emociones y pensamientos atravesaban su ser. Sin que pudiera imaginarlo, le tomaría muchos años entender qué había pasado en ese pequeño intercambio de sms. Aquél posible amor que había quedado en evidencia, era sólo la punta del iceberg de una enorme crisis existencial, que recién empezaba a asomar.
Tantas cosas que habían estado sepultadas, reprimidas, congeladas durante tantas décadas, habían crujido y fracturádose en el acto. Como si se resistieran a cambiar. Como si no quisieran ceder sus privilegios. Sin embargo, todo parecía indicar que el amor romántico, al igual que el de Helena y Paris, vendría a desencadenar la guerra, el asedio y la devastación. ¿Eso pasaría con su vida? ¿Sería destruída por un amor? ¿No se podría impedir? ¿Habría algo bueno y fecundo después la catástrofe?
Repasó una y mil veces el intercambio de mensajitos de texto. Cada palabra, cada frase, estudiadas con una pasión casi obsesiva. Conjeturó cientos de hipótesis y razonamientos. Pobre, después de todo y al igual que todos los hombres, pretendía entender el amor. Y eso es algo que, en el mejor de los casos, la vida regala cuando el incendio ha mutado en unas brasas serenas.
Igual, aunque no pudiera comprenderlo, la intuición lo había conceptualizado bien. Sabía que se trataba de una amenaza mortal a su vida tal como la conocía. El stress y la descarga eléctrica que había circulado por cada una de las células de su cuerpo, daban fe de ello. Ya nada sería igual. Como decía el presidente Nixon, «una vez que el dentífrico salió del tubo, quién puede volver a ponerlo adentro?»
En otras ocasiones, su instinto de supervivencia había generado como reflejo, un certero disparo al corazón de la posible enamorada. Nada de andar jugando con fuego. Un balazo, bien colocado, y la relación, las ilusiones, las fantasías, los deseos, quedaban muertos en el acto. Sin embargo, supo que ese disparo no sería posible esta vez. ¿Las balas estarían mojadas? Pensó que tal vez, todas las veces que había reprimido y aniquilado sus emociones en forma brutal durante el pasado, serían la causa que esta vez no pudiera hacerlo. La imposibilidad de correr pequeños riesgos en el ayer, habría desencadenado un riesgo de muerte hoy.
Esta vez no podría cortar la relación de raíz. No quería pagar ese precio. ¿O no podía? De poco importaba esa diferencia. Se sintió caminando directamente hacia la tempestad. Se preguntó por qué los hombres a veces, en vez de caminar en dirección opuesta al huracán, se dirigían hacia él sin contemplaciones, evidenciando que el reflejo de supervivencia no funcionaba.
¿Como era posible que si su vida era buena, apacible y feliz hasta hace un rato, hubiera podido fracturarse por tan poco? Como siempre, la mente era una máquina de aportar respuestas lógicas. «Si un simple mensaje de texto puso en tamaña crisis tantos años de matrimonio, evidentemente tu relación de pareja no era tan buena ni tan sólida como creías…»
Como dudó en darle crédito a ese razonamiento obvio, su cerebro le propuso alternativas más contenedoras: «el amor no es racional, y a lo largo de la humanidad ha sido capaz de cismas y fracturas mucho mayores que un matrimonio como el tuyo. Romances que causaron la caída de imperios, otros que provocaron abdicación de reinos, o divorcios multimillonarios en parejas que parecían indestructibles. ¿Porque vos podrías no estar alcanzado por estas normales arbitrariedades de la vida?»
Al igual que en El Amenazado, de nada le servirían sus talismanes para impedir la catástrofe, ni el sueño atroz. Se dio cuenta que aquel poema tan maravilloso y que había leído tantas veces, cobraba vida real por primera vez. La diferencia no podía ser más abismal; una cosa era conocer desde la mente, desde el razonamiento, y otra muy distinta era desde las emociones. Se enteró que los únicos conocimientos válidos serían esos, los que involucraran la emocionalidad. Y justamente ese era el eje de la crisis que estaba desencadenando: había pasado toda su vida desconectado de lo que sentía.
Algún hecho en su infancia, grande o pequeño, por única vez o repetido varias, habría generado que él se pusiera a resguardo de esas corrosivas actividades orgánicas denominadas emociones. Sentir era peligroso por lo que inconscientemente había decidido protegerse de esas cosas desestabilizadoras. Y tal había sido su disciplina, que sus sistemáticos rechazos y represiones habían preparado el campo para que sólo un tsunami pudiera atravesar la fortaleza. Y había llegado la hora.
Muchos años después y luego de litros de lágrimas, podría asumir que la crisis era inevitable. Que el haberse mantenido a salvo -lejos- de las emociones, había generado una vulnerabilidad inversamente proporcional a su fortaleza. Era obvio que alguna emoción poderosa encontraría ese talón de Aquiles, por el cual ingresar, avanzar y subvertir todo el orden de su ser.
Su vida, al igual que Troya, sería arrasada y destruída. O tal vez como Hiroshima, que fue incendiada e un instante, aunque la historia no hubiera incluído una historia de amor como desencadenante. Sin embargo, lo que se construiría sobre aquellas cenizas sería más sólido. No como para evitar las destrucciones cíclicas e inevitables de la vida, pero capaz de atravesar terremotos que antes del incendio hubieran sido imposibles, y sobre todo, vivencias maravillosas que en la era de hielo hubieran sido ignoradas por desestabilizadoras.
Artículo de Juan Tonelli: Troya, hiroshima y después
Escribís maravillosamente bien. Atrapa, moviliza y libera. Un groso Juan. Soy tu faaannn!
Gracias Vera!! Los problemas de los hombres son pocos y siempre los mismos…
POR FAVORRRRRRR nada mas cercano a lo que estoy viviendo,volvio el pasado y me arraso,cuando creia que tenia una vida familiar perfecta,que ibamos a envejecer juntos con mi marido y de repente me di cuenta de todos los errores que habia cometido entre ellos resignarme a vivir una vida que jamas quise.Sin embargo,la persona del pasado ya no siente lo mismo por mi,y no sabes como sufro pero olvidarlo es tan dificil como recomponer mi matrimonio.JUAN TUS HISTORIAS SON LAS MIAS,pero me cuesta tanto contarlas.GRACIAS
Cheyto… Seguí caminando, paso a paso. Ya vas a encontrar el camino. Confiá en la vida. Besos
Hola. He leido el relato y un par de puntos me han llamado la atención. Antes quiero decir que tiene una gran fuerza para decir con palabras eso que el corazón siente en momentos terribles…~ Cuando dice : «Una cosa era conocer desde la mente, desde el razonamiento, y otra muy distinta era desde las emociones.» Super esto! A tener en cuenta para ser verdaderamente empáticos, o para tratar de serlo al menos… ~ Me dejÓ un tanto pensante eso de (refiriendose al amor) «Y eso es algo que, en el mejor de los casos, la vida regala cuando el incendio ha mutado en unas brasas suaves.» Doy por hecho que se trata del pensar de el protagonista de este relato en tanto y en cuanto vivia desconectado de sus emociones, si?? ~Y por Último, «lo que se construye sobre esas cenizas serÍa mas sÓlido» mmmmmm, no necesariamente Juan. Creo que es asi para quien elige aprender e sus experiencias, pero hay quienes ante el «incendio» de sus vidas o ilusiones, se tornan de hielo puro. Bueno, sÓlido si, aunque no creo te refieras a eso. : ) ~ Un placer leerte Juan, y otro tmb la posibilidad de participar desde las opiniones. Gracias!!
Gracias Roxana!
El segundo punto que planteas, no solo aplica al amor sino a cualquier emoción muy fuerte que vivimos. Creo que esa intensidad nos impide poder pensarlas y razonarlas y comprenderlas durante mucho tiempo. No era solo el caso del protagonista porque estuviera desconectado de sus emociones, sino de cualquier ser humano que tiene dificultades para tener una perspectiva de las emociones muy intensas…
Y coincido con el último punto. Qué hacemos nosotros con nuestras catástrofes personales, depende de nosotros. El final es abierto. Pero para mí, la buena noticia es saber que no estamos condenados. Que hay vida después del desastre…
Besos y gracias por escribir!
Los problemas de los hombres……vean la película Una Pistola en cada mano (comedia de Cesc Gay)….
Gracias Claudia por la recomendación.
felicitaciones Juan…como me gusta leerte……….
Muchísimas gracias María!
Una experiencia que es vivida por mucha gente:»vivir reprimiendo las emociones»,hasta que un día……estalla la crisis…..un huracán.Tocamos fondo….y ya nada es igual,la vida se torna auténtica…genuina….uno se conecta con lo que siente…..MARAVILLOSO…….
———–gracias Juán————-
Muchas gracias Mary! Y es así! El tema es que normalmente no queremos sufrir, ignorando que gracias a esos sufrimientos se abren las puertas a una vida más plena, más profunda, más conectada con lo real y menos con las estupideces…
Quería dejar un comentario, pero leyendo las respuestas sólo me queda decirte que necesitaba leer estas dos cosas: «Confía en la vida» y «la buena noticia es saber que no estamos condenados. Que hay vida después del desastre…» En mi caso un sms desencadenó todo lo contrario.. tardé mucho tiempo en darme cuenta de que la intención final que escondían esas palabras era la de quemar los puentes. Estupor es lo que sentí, y creo que todavía sigo sumida en esa emoción, tan paralizante. Gracias Juan.
Gracias Mónica por tu comentario tan abierto…
Hay que confiar en la vida. No sólo para no morirse, sino y sobre todo, porque la vida nos va a llevar por otros caminos que siempre van a crecer en vida (vitalidad) si nosotros se lo permitimos…
Buscar la verdad y seguirla.
Un abrazo
excelente… tan real como lo cotidiano, un modo de recordar para aprender…
Gracias Silvia !
No siempre hay vida, después del desastre, muchas veces, solo se sobrevive.
A veces la tarea es muy difícil Gabito, pero el desafío es encontrar el camino. El camino no es que la vida sea como queríamos (ni siquiera recuperar lo que «teníamos») sino poder vivir en paz con lo que nos «presenta», con lo que tenemos enfrente…
A veces eso puede costarnos un montón. Una tarea titánica. Y hay dramas y tragedias reales, de las cuales es muy difícil recuperarse. Pero la pregunta que queda es: ¿y si uno no lo acepta y metaboliza? ¿a dónde va? Nadie dice que sea fácil porque puede ser bien difícil. Pero son encrucijadas en las que no hay plan B…
lo lei, y empezaron a caer las lagrimas, es lo que vivi, el incendio, la destruccion, la vulnerabilidad, y ahora la soledad,toda la vida con un vacio, luego estallo mi corazon de amor, y dije: esto es la vida! me siento viva! plena ! para esto estoy en este mundo ! … despues el vacio otra vez, pero ahora tiene un rostro, ahora se lo que se siente, infinita alegria , pero ya no la siento, y no se que es peor, talvez hubiera sido mejor no conocer nunca esa alegria, porque no pertenece a este mundo….estas lecturas me hacen sentir muy acompañada, pareciera que las personas con las que me relaciono nunca han vivido nada semejante, y si lo cuento, lo toman como una fantasia, un desequilibrio mental, una estupidez, Gracias !
Gracias a vos Estela por comentar!
Por más doloroso que sea, creo que es mucho mejor haberlo vivido. No tendrás la pérdida, es cierto. Pero la vida es algo a probar, a experimentar, a vivir.
Y en el fondo, perderemos todo. Lo material obviamente, y lo humano también: nuestra salud, nuestros familiares, y nuestra vida misma.
Uno debiera poder dar gracias porque tuvo la oportunidad de conocer ciertas cosas, aunque se hayan terminado.
Y confiar que la vida nos irá deparando otras vivencias iguales de ricas.
Un abrazo enorme
J
que gran historia ,tan real jamas dejamos ir aquellos recuerdos pero xq, cuando el pasado vuelve ya no es igual a como lo recordamos ,nuestro presente tiene rostro voz amor ,pero en nuestro interior siempre esta presente aquello que vivimos con intesidad y nos negamos a dejar ir,queremos recuperarlo ,tenerlo de nuevo ,tus historia me llegan al alma ,gracias
Así es Isabel…. Y me alegra mucho que te lleguen mis historias; los problemas de los seres humanos son pocos y siempre los mismos… Beso!