El director de finanzas de la corporación había cometido un gravísimo error, que implicó la pérdida de U$ 6 millones. Ni bien terminó de comprender la magnitud del daño que su deficiente accionar le implicó a la empresa, caminó lentamente a su despacho, y redactó su renuncia.
Minutos después se presentó ante el presidente y le entregó la misiva. Éste, la leyó cuidadosamente, y mirándolo por la parte superior de los anteojos, le dijo: – «De ninguna manera aceptamos su renuncia. Acabamos de invertir U$ 6 millones en su capacitación». Dicho lo cual, rompió la carta, la arrojó al cesto de papeles y dio por finalizada la reunión.
Artículo de Juan Tonelli: Aprender siempre es costoso.
Necesitará este presidente de IBM, alguna bioquímica dedicada a Alimentos y ADN en su staff?