“-Todos tenemos una vida pública, una vida privada y una vida secreta”. La sofisticada respuesta de aquél empresario fastidió un poco a Gastón. El hecho que no quisiera participar del negocio que le acababa de proponer, no lo habilitaba a que le diera clases de moral.
Y si bien era cierto que lo que Gastón le había ofrecido era participarlo en la coima que le estaba pidiendo, le había molestado el rechazo a ser de la partida. Si hubiera aceptado, todo habría sido más fácil, pero la negativa dejó al diálogo medio golpeado.
El director accedió a pagar una parte del negocio que le estaban trayendo, pero se excusó de participar aduciendo que él no hacía esas cosas. Gastón que conocía la promiscua vida sexual de su interlocutor, se puso áspero: “- qué curioso que estés dispuesto a defraudar a tu mujer pero no a la empresa en la que trabajás”, le disparó. “- Aunque se entiende, las represalias de uno pueden ser mucho peores que las de otro. Después de todo, en un caso solo podría costarte un divorcio, pero en el otro quien sabe si no te costaría la vida”.
El comentario de Gastón había sido muy certero porque aquél hombre de negocios trabajaba en un grupo económico cuya cabeza era un tipo reconocido como mafioso, por lo cual la pregunta acerca de si estaría dispuesto a matar a sus principales ejecutivos en caso que lo robaran, era pertinente.
Sin embargo, la reflexión acerca de la vida pública, la vida privada y la vida secreta que supuestamente todos tenían, lo dejó pensando. ¿Cuál era su propia vida secreta?
Sin lugar a dudas, pedir una coima podía serlo. Aunque en su caso no lo era del todo, porque al actuar sólo como un facilitador, él no estaba perjudicando a nadie. Si bien no le escapaba que estaba colaborando con una defraudación.
Para no perderse el negocio sin por ello sentirse culpable, Gastón lo había conversado con su novia y hasta con un religioso, encontrando un silencio aceptablemente cómplice en su compañera, y una justificación que ni a él mismo había convencido, por parte del pastor.
Los años pasaron y el tema de los secretos fue un tema que le generó infinitas preguntas e indagaciones. Un día leyó en el diario el caso de un padre que al tener un hijo con una enfermedad hereditaria tuvo que realizarse un examen genético y para su sorpresa, enterarse que él no era el progenitor. Y la situación no terminaba ahí sino que recién empezaba. Ante su duda, aquél hombre había decidido repetir la evaluación en sus otros tres hijos, desencadenando un hecho propio de una novela. No solo que ninguno de esos cuatro hijos eran suyos, sino que todos eran de padres diferentes. ¿Quién querría ir al cine o leer un libro de ficción cuando la realidad podría superarla ampliamente?
Semejante situación había desencadenado en Gastón un sinnúmero de preguntas. Pero la más importante era: ¿cómo aquella mujer podía vivir con semejante carga? ¿Acaso no le resultaba imposible vivir con tamaña mentira? Se preguntó cuál era el límite entre proteger al otro y ocultarle algo significativo.
Vino a su mente un reportaje al periodista Gay Talese, quien sostenía que uno nunca llegaba a conocer más del cuarenta por ciento de las personas, ni aún las más cercanas. Aquél escritor ítalo americano había sido testigo en carne propia de aquella teoría. Su familia había emigrado de Italia a Estados Unidos poco antes de la Segunda Guerra Mundial. Durante la conflagración, él y sus familiares habían mantenido una doble vida. Socialmente fingían alegrarse porque los aliados fueran derrotando al Eje. Sin embargo, cuando llegaban a la tardecita a su casa, se desesperaban conociendo lo que estaban sufriendo todos los familiares que habían quedado allá. ¿Cuánta doble vida podía soportar el corazón humano?
La inquietud de Gastón era tratar de dilucidar cuál era el límite justo o hasta virtuoso entre hablar o callar. Estaba claro que ocultar era una cosa y mentir otra, pero sin dejar de lado que cuando las omisiones tomaban cierto volumen devenían en mentiras.
Recordó una cena con amigos, en donde una de los comensales que estaba sola, contó que ella estaba en pareja hacía quince años, y que en los últimos cinco había acordado con su cónyuge darse la libertad de salir con otras personas un par de veces por semana.
Ante la disimulada pero atónita mirada de los integrantes de la mesa y el silencio que produjo, no tuvo más remedio que contar un poco más sobre lo que versaba su experimento. “-En un momento sentí que tenía ganas de explorar otra relación y para no separarnos pero tampoco mentir, se lo planteé. Al principio nos costó un poco porque en el fondo ambos teníamos miedo de perdernos. Pero resultó lo contrario. Con el tiempo, no sólo nadie eligió a las otras personas que fuimos explorando, sino que nuestra pareja salió fortalecida”.
“-¿Y ahora volvieron a un esquema normal?, preguntó otra comensal que necesitaba dejar atrás aquella realidad que por su naturaleza incierta, la angustiaba. “-No; seguimos saliendo cada uno con quien quiere dos veces por semana; nos oxigena”, fue toda la respuesta que recibió.
Los participantes de la mesa miraban sorprendidos. Aunque no se explicitara, era claro que aquél modelo despertaba más adhesión entre hombres que en mujeres. Ya en aquél momento Gastón se había preguntado si eso sería cierto, o sólo sería una sobreactuación del género femenino que aún no estaba tan liberado como creía. Tal vez las mujeres tendrían las mismas ganas de probar un esquema así, pero explicitarlo sonaba a una herejía social. Sin embargo, ¿estarían todas como aquél escritor de niño, en donde sentían una cosa y tenían que decir lo contrario?
La reflexión asociada a este planteo fue preguntarse por qué callaban las personas. Si todo podía ser más fácil, como le pasaba a esa pareja abierta. Si los secretos eran fuente de enfermedad, ¿por qué los seres humanos insistían en tenerlos?
Su hijo de siete años un día había sacudido a Gastón. Sin anestesia le había dicho: “-mentir resuelve problemas”. Su padre se había maravillado por la capacidad de abstracción de aquél pequeño. Pero no pudo preguntarse una vez más por qué no era posible decir siempre la verdad. Recordó a Kant, quien sostenía que no era cierto que las personas mentían para evitarle un problema a los demás. Eso era, irónicamente, otra mentira.
Los seres humanos mentían para evitarse un problema a sí mismos. Y ese inconveniente no era otro que tener que aguantar las manifestaciones de dolor que podía generar en el otro aquella verdad. O la posible pérdida de ciertas seguridades. Uno no mentía para cuidar al otro, sino para cuidarse a sí mismo.
Tal vez el caso más dramático que había experimentado Gastón era su propia vida. Con una familia constituida y siendo un hombre de fuertes principios, se había enamorado de otra mujer. Como indicaba el manual para aquellas situaciones y guiado por gente más experimentada, había decidido ocultarlo a su esposa mientras intentaba cortar el romance.
Con el tiempo, el vínculo prohibido no solo no había muerto, sino que había crecido y crecido. Cada esfuerzo por matarlo, solo había fortalecido esa relación que no podía ser. Y después de dos largos años, Gastón llegó a un lugar sin salida.
Desolado, fue a ver a un rabino sabio, quien le recomendó que le contara a su esposa toda la verdad. Él se mostró entre sorprendido y aliviado. Por un lado, sentía que la idea de decirle a su mujer lo que estaba pasado desde hacía ya mucho tiempo, le sacaría un enorme peso de encima. Pero a su vez, temía que hacerlo la destruyera. El rabino lo provocó: “-¿y qué vas a hacer; irte de tu hogar sin siquiera explicarle?”
Dubitativo, Gastón le respondió que dado que a su mujer no le escapaba el hecho que la pareja estaba muy mal, podría decirle que la situación no daba para más y que había tomado la decisión de separarse. Y al evitar mencionar al tercero podría facilitar la futura recuperación de su esposa. El rabino cerró la discusión con una definición inobjetable: “-todos merecen la verdad”.
Gastón ejecutó aquél consejo al pie de la letra y si bien su esposa amortiguó el mazazo, pocos meses después no tuvo más remedio que separarse. No lo hizo para irse a vivir con la otra mujer sino por la sencilla razón que ya no era posible convivir bajo un mismo techo.
Muchos años después de aquella fatídica confesión, y ante lo lastimada que continuaba su ex esposa, Gastón se seguía preguntando si había hecho lo correcto.
Artículo de Juan Tonelli: Mentir o no mentir, esa es la cuestión.
[poll id=»46″]
Q VERDAD!!!!..MENTIMOS SOLAMENTE PARA ESCONDER.NUESTRAS CULPAS..Q IPOCRITAS..!!.DIOS NOS CREO CON LIBRE (ALVERDRIO)..PORQUE NO TOMARNOS DE ESO…ES MAS FACIL MENTIR Y MAS RAPIDO PERO UNA MENTIRA TAPA LA OTRA Y ASI HASTA Q NO NOS ENTRA MAS EN LA MOCHILA..Y A LA LARGA,LA TENEMOS ,Q SACAR..YO CREO Q COMO TODO EMPIEZA ,TAMBIEN TERMINA POQ ..CREAR O FINGIR,(AMOR).CUANDO,YA SE TERMINO..POR RAZONES,DE COMODIDAD ..LA CASA LO ECONOMICO..LOS CHICOSSSSS…LA RUTINA!!!!!!..ESA SOY YO Q IPOCRITA ME SIENTO…ALGUN DIA TODO SE VA A TERMINAR….ESPERO SEA PRONTO!!!!!…
Date tiempo Luly, a veces las cosas que hacemos mal tienen un entramado muy complejo que las sostiene y que no es fácil desanudar…
Date tiempo y tenete paciencia.
Un abrazo
A VECES MENTIMOS PARA PROTEGER NUESTRA PROPIA VIDA…..YO LLEVO 4 AÑOS MINTIENDO AL PADRE DE MI HIJO..LE HAGO CREER QUE SIGO CON ÉL PORQUE LO QUIERO ..PERO LA VERDAD LE TENGO MIEDO …ME GOLPEÓ UNA VEZ ..Y DE AHÍ SOLO RECIBO AMENAZAS…..VIVIMOS JUNTOS DOS VECES AL AÑO UNAS DOS SEMANAS CADA VEZ…LO HAGO POR MI HIJO ..ÉL NOS QUIERE VER JUNTOS..CADA VEZ SE ME HACE MAS DIFICIL..SOBRE TODO DESDE HACE UN AÑO QUE ENCONTRÉ UNA PERSONA A LA CUAL QUISIERA SEA LA ÚLTIMA EN MI VIDA ..PERO ESTA SITUACIÓN NOS SEPARA A ÉL NO LE HE MENTIDO…
Ingrid… qué difícil.
Si estás con un golpeador, lo mejor que podés hacer es pedir ayuda y ver la forma de distanciarte.
El miedo nunca puede ser una razón para estar con alguien. Es totalmente comprensible, pero no aceptable.
Buscá ayuda, hay mucha gente muy especializada.
Con respecto a esa otra persona que encontraste…tiempo al tiempo.
Resolvé lo importante, después verás como seguir tu vida.
Sino, estás mirando la luna y no ves el pozo que tenés enfrente.
Un abrazo enorme
LA MENTIRA DESTRUYE…
Estuve casada durante 7 años…mi ex marido MINTIÓ en todas las formas desde lo afectivo, desde lo económico, y desde algo tan intimo como saber que no podía tener hijos…
Uno a medida que sale a la luz la VERDAD se siente que esta enloqueciendo,no termina nuca de saber si lo que esta viendo como VERDAD es en realidad la VERDAD…
Todo cambia en la vida de aquella persona donde se la engaña…
Me llevo mucho tiempo para poder curar mis sentimientos…para sanarme tanto física como psicológicamente …
LA VERDAD es tan simple que siempre SUMA…y todo es mucho mas FIEL para poder seguir en la construcción de lo uno AMA…
LA MENTIRA DESTRUYE…
Estuve casada durante 7 años…mi ex marido MINTIÓ en todas las formas desde lo afectivo, desde lo económico, y desde algo tan intimo como saber que no podía tener hijos…
Uno a medida que sale a la luz la VERDAD se siente que esta enloqueciendo,no termina nuca de saber si lo que esta viendo como VERDAD es en realidad la VERDAD…
Todo cambia en la vida de aquella persona donde se la engaña…
Me llevo mucho tiempo para poder curar mis sentimientos…para sanarme tanto física como psicológicamente …
LA VERDAD es tan simple que siempre SUMA…y todo es mucho mas FIEL para poder seguir en la construcción de lo que uno AMA…
¿Mentimos? Si, ¿Porque? por diferentes motivos. En lo personal siempre lo hice por lealtad y aprecio o cariño hacia la otra persona.
Creo que la anécdota que mas expresa o demuestra lo que quiero decir es la siguiente: Una amiga quedo embarazada, su pareja la abandono y no le reconoció el bebe, los familiares querían que aborte, ella no sabia que hacer; a los un mes de embarazo me dice: “amiga quiero tener al bebe, si lo pierdo voy a caer en un pozo del cual no salgo mas”. Le respondí: “amiga quédate tranquila, al bebe lo vas a tener”. A partir de ahí fue un enfrentamiento constante entre su familia y yo; claro porque ¿que “voz de voto” tenia la amiga en todo esto?
A los 4 meses de embarazo de mi amiga, mi salud emocional y psíquica no daban más, pero también sabía que uno de sus progenitores no arriesgaría la vida de ella; uno de los tantos médicos a los que consultaron les había dicho que el “procedimiento” tenía que ser hecho hasta los 3 meses, porque era menos riesgoso.- (no decían la palabra aborto supongo que para tratar de minorizar el tema).
Ante la certeza de que ella ni su bebe estaban en peligro; le dije que no iba a irme mas a su casa todos los días, que ya solo lo haría ocasionalmente; que mi cuerpo, mi mente y mi alma ya no daban mas (fueron 4 meses de constantes discusiones fuertes con sus familiares por defenderle a ella y a su bebe-en una oportunidad llegue hasta pelar con su padre a los estirones con ella, porque la querían llevar obligadamente al sanatorio para el “procedimiento” ); aparte de eso ya la notaba mas segura a ella, mas firme y no tan manipulable como los 2 primeros meses.
A todo esto cuando nace el bebe; la madre de mi amiga (que seria la abuela del bebe) no me dejo entrar al sanatorio para felicitarle a ella; la llame no me respondió. Me dije a mi misma que seguro ella estaba totalmente para adentro y enamorada de su bebe.
En esos días fui a su casa nadie me recibió, no me atendían; la llamo al celular no me respondía; le mandaba mensajes de texto al celular no me contestaba. Tampoco me hablaba por chat .
A pesar de mi insistencia, los días siguientes continuaron así; yo no entendía ni la actitud ni el comportamiento de ella; hasta que un día, me entero que era porque ¡¡yo intente que ella aborte!! ; quede en estado de shock al escuchar eso, no lo podía creer, después de todo lo que había pasado, todos los insultos y agravios que soporte de parte de sus familiares durante el embarazo de ella. Pase de ser la madrina a ser la asesina del bebe.
No voy a negar que me dolió y me decepciono mucho toda la situación, pero comprendí que ella hiciera crecer esa historia dentro de su familia, ya que tenia una boquita que alimentar; pero me costo aceptar que venda esa historia a nivel social; decía que se distancio de mi porque me enoje con ella cuando me entere que quedo embarazada y no quiso abortar; en si coloco en mi persona todas las actitudes y comportamientos que su familia había cometido.
No negué ni confronte ninguno de sus dichos, decidí respetar los secretos e intimidad que sabia de su familia, además no quería causarle problemas a ella, mas después de no haber tenido un embarazo “de color de rosas” (por decirlo de una manera); aparte sabía que no eran ciertos…ella también lo sabía.
Después de mucho tiempo a pesar de mis esfuerzos por acercarme a ella y continuar con la amistad, decidí, por mucho que me doliera, soltarla como amiga, no fue fácil pero lo hice. Para mi sorpresa ella no hizo nada por seguir en contacto conmigo.
Excepto de esta oportunidad, no comente a nadie lo que paso mas que a un cura a modo de “confesión”,si lo pongo entre comillas porque fue mas para desahogarme, fue mas una sesión de terapia que una confesión; se lo conté todo con lujo de detalles.
El cura después de escucharme atentamente y sin interrumpirme me dijo: “tu mayor recompensa es ver a esa criatura crecer”.
A partir de ese entonces ya no me duelen los comentarios que hace la gente al respecto. Ahora que lo pienso, más que mentir, en esa oportunidad calle por cariño y lealtad. Pero siempre me pregunto ¿y si llega un día en que la gente no me cree mas nada por estar tan desprestigiada mi imagen? ¿Será que las personas que pasaron por mi vida y por las cuales “me la jugué” saldrán a defenderme? ¿Dirían la verdad de lo ocurrido?
A veces pienso que no, que si no confesaron las cosas en su momento no lo harán después; otra veces pienso que si…después de todo la esperanza es lo ultimo que se pierde ¡¿no?!
Saludos y ¡¡EXITOS!!
Qué duro Clau !
El comentario del sacerdote fue muy agudo!
Al leerte pensaba que te queda el consuelo de saber la verdad y sobre todo, haber hecho lo correcto.
Vos lo hiciste sin especulaciones, y te salió socialmente mal, pero te salió excelente desde el punto de vista humano, ya que hay una persona viva y creciendo que debe una parte de su vida a tu decisiva participación. No te parece algo para alegrarse mucho? Es enorme!
El resto…es una macana, como todas las injusticias.
Un abrazo enorme y más allá que entienda y lamente tu dolor, te felicito por el aporte importantísimo que has hecho!
hola la verdad que odio que me mientan , en mi caso prefiero la verdad
por mas dolorosa que sea soy buen perdedor , si tengo que dar un paso al costado lo doy
lo feo de mi que voy siempre con la verdad y jode pero prefiero que se entere de mi boca y no por boca ajena , cuando la engañe ella me pregunto y le dije la verdad , de ahi las cosas empezaron a cambiar pero quien avisa no traiciona para mi , la mentira daña ,la verdad alivia
odio que no sea sincera conmigo hace unos dias le dije que la relacion ya esta desgastada, que ya no somos los mismos y que quiero separarme
pero ella no la quiere terminar siendo que ella arranco con la mentira al decubrir que le gustava otro a principios de este año , lo que me jode es que cuando a mi me gusta alguien se lo digo en la cara , de ahora en mas soy mas sincero que nunca para que de una ves por todas
se termine y se de cuenta lo que le dije una vez que las mentiras tienen patas cortas , desgastan
la pareja y envenenan el alma
Estoy de acuerdo Fabián…
Igual me gustaría decirte que encuentro un tono muy exasperado en tu mensaje.
Ese tono se lleva puesta cualquier verdad…
Hay veces que la forma es igual o más importante que el fondo.
Con mucho enojo no es posible dialogar, mucho menos abrir los corazones.
Un abrazo
muy buena reflexión
Gracias Jorge!
Excelente reflexiòn! Hace poco me enojè mucho cuando descubrì que mi pareja (tiene 60 años!!!) me habìa mentido. Segùn èl, omitiò. Eso me hizo preguntarle què habìa generado yo en èl para que omitiera algo, que despuès me entero, era una tonterìa y la verdad es que no sabìa què decirme. Hoy entiendo que lo hizo por la misma razòn que lo harìa yo si el caso asì lo requiriera. Soy una persona muy sincera, hasta el punto de caer grosera pero……cuando existe ese pero, todos somos potencialmente mentirosos para «evitarnos los problemas que acarrea decir la verdad» Lo demàs es una excusa .- Saludos
Así es Cris…
Un beso
a veces mentimos por las dos razones para no lastimar a alguien y para no hacer frente a las consecuencias que no mentir nos puede acarrear.
no todo es blanco y negro en la vida, y tampoco gris, porque también hay diferentes tonalidades de grises.
de todas formas yo siempre o casi he tratado de decir la verdad, y hubo oportunidades en que las dije de frente y mano a seres muy pero muy queridos; y sí, cargué con las consecuencias, pero me sentí mucho más libre. me sigo sintiendo libre.
un abrazo
Muy bien Cecilia!
Y cómo saber cual es la mejor opción si lo que ocultas te hace bien, te saca sonrisas, te cambia el día, pero socialmente no es lo correcto, no está bien visto y si, tal vez lastimes a otra persona. Pero te llega ese momento en el que no sabes si es sentimiento de culpa o te empuja el que dirán y te lleva a ls encrucijada de elegir; corto y sigo mi vida tan lineal como lo aparenta o soy más egoísta y decido por lo que me hace bien, me desenchufa…
Interesante Andre… Igual, presupongo que estás hablando de algunas aventuras. Creo que es un punto que no tiene comparación. En primer lugar, porque es muy común que la otra parte no quiera saber. También, porque según múltiples investigaciones antropológicas y científicas, la fidelidad no responde a parámetros biológicos, sino meramente culturales. Y por eso es tan difícil y existe tanta hipocresía para pretender tapar algo que tiene la fuerza de la naturaleza. Pero en el caso de la historia, las implicancias son enormes. Una hija que cree que su padre es alguien que no lo es, y que ve a un tío cariñoso que en realidad es su padre. Un marido que cree que tiene una hija biológica que en realidad es una sobrina o hijastra… Y aún los protagonistas de la historia viven un infierno por tapar algo que no se puede tapar. Tampoco ellos merecen semejante cruz. Pueden asumir su equivocación, vivir las consecuencias de esa situación, pero tener paz y coherencia…. Es mi punto de vista, obviamente. Besos!