Entre los 19 y los 23 probablemente haya escrito entre 600 y 700 páginas de novelas que nunca pude terminar. Supongo que era muy joven y estaba tratando de hacer cosas que eran demasiado ambiciosas.
Estaba frustrado y disconforme con los resultados.
A los 23 me dije a mí mismo: -«no más ficción, soy incapaz, renuncio». Y me dediqué siete años a la poesía hasta que llegué a otra crisis, no solo con la escritura sino con mi vida. Y se me empezó a hacer más y más difícil escribir en general.
Había dejado todo hasta que tuve una suerte de revelación. Un recital de danza me deslumbró, y a partir de ahí pude escribir de nuevo. Pero cuando me senté y escribí, lo que salía era en prosa. No volví a la poesía.
Lo que hubo en esa danza fue la belleza pero también los comentarios de la coreógrafa. Sus palabras eran tan inadecuadas e incapaces de explicar eso que estábamos viendo, que abrieron algo en mí.
Vi la diferencia entre el mundo y las palabras, como si las palabras no sirvieran para expresar lo que mis ojos habían visto. Y por alguna razón eso me alimentó. Yo quizás siempre había pensado que había una manera de expresar las cosas a la perfección y ahí, en ese momento, entendí que no.
Nada es perfecto. Sólo nos aproximamos con nuestro mejor intento posible, pero no hay victoria final. Siempre fracasamos. Y entender la inevitabilidad del fracaso, me dio la confianza que necesitaba.
Artículo de Juan Tonelli: El perfeccionismo suele destruirnos
[poll id=»4″]
Hola, Juan!
Hace casi cuatro horas que estoy navegando por este blog; si bien ya había leído unos pocos posts, fue hoy cuando me sumergí en la lectura. Muy esclarecedores, especialmente por el momento que estoy pasando: la famosa «crisis de la mediana edad», si es que existe algo similar.
En mi caso particular, durante toda la vida tuve muy claro lo que quería ser; lo que siempre me había llenado desde tiempos inmemoriales era la lectura y el fascinante mundo en el que me sumergía la escritura. Los momentos en que me sentía más plena y etérea eran cuando creaba mundos maravillosos y paralelos, más increíbles todavía que la realidad de ser un niño.
Fue un ¡eureka! de algún modo, dar con este post. Luego de haber transitado etapas parecidas en lo creativo (primero prosa, luego poesía), se me hizo prácticamente imposible volver a escribir: había un desfasaje entre lo que veía o quería transmitir, y encontrar los medios o palabras adecuadas que reflejen de forma exacta la idea. Tan simple y tan complejo a la vez.
El día de hoy, con casi 30 años, me encuentra perdida, con algo de tiempo desperdiciado y muchos caminos alternativos por tomar. A punto de recomenzar estudios universitarios, esta vez ya habiendo perdido la comodidad de cursar sin trabajar; y con más de una carrera en vista. Con apremios económicos, si bien agradezco tener la posibilidad laboral que me dan; y con una relación de pareja que no me satisface, pero que de todos modos me siento obligada a mantener.
En suma, no estoy a mis 29 años donde soñé estar; nada de lo que imaginaba hace 10 o 15 años es una realidad para mí. Sufro de ataques de ansiedad y me siento limitada todo el tiempo, como encerrada en una cárcel invisible de apatía; como si todo el tiempo estuviera a punto de explotar y ese momento nunca llegara.
En fin, perdón por la solemnidad, pero por mi perfeccionismo me resulta difícil expresarme por escrito en términos más «cálidos», más coloquiales. Excelente blog, este bloque de hielo se emocionó más de una vez.
Mis felicitaciones.
Gabriela…
Qué mail !
Solo te diría algunas pocas cosas:
A- SOS UNA PENDEJA !!
B- SOS UNA PENDEJA !!
C- de corazón, tenés todo el tiempo del mundo, aunque no lo creas! Yo hasta los 37 estaba en el freezer, y a partir de una crisis enorme empecé a descongelarme. Pasé al microondas, y luego encontré mi lugar… No tiene porqué servirte de consuelo, pero de corazón, NO TENGO DUDAS que recién empieza, y que te tenés que dar tiempo, mucho tiempo.
D- yo soy administrador de empresas, posgrados en política y trabajo haciendo relaciones gubernamentales e institucionales, y sin embargo, voy encontrando mi vocación en El Pellizco. Lo hago cuando puedo, como puedo, y crece todos los días. De a poco pero parejo. Y empecé realmente hace pocos años, después de fracasos distintos que arrancaron a los 24… Estuve como 15 hasta poder empezar y casi 20 para arrancar más seriamente…
E- quién, con honestidad, puede decir que su vida es lo que había soñado? Creo que nadie. La vida es lo que es, y es un misterio. Va por los andariveles que quiere, lejos de los que soñamos, aunque, si tenemos capacidad de ver, aprender y agradecer…son igualmente increíbles!
En síntesis: no te presiones. Tratate con compasión y ternura. Date tiempo, que si le das espacio a tu ser, el va a arbitrar y encontrar los caminos en donde expresarse, crecer, transitar, vivir.
Un abrazo grandote!
J
Gracias por el aliento, Juan!! Lo voy a tener en cuenta.
Abrazos y sigo leyendo tu blog 🙂