Quiero contarles algo que guardo desde que tengo memoria. Tengo 44 años y soy hija de un golpeador insignificante, poco hombre, que fue mi progenitor (ya murió). Mi madre fue una mujer maravillosa, y yo soy la la tercera de cuatro hijos. Solo yo sobreviví a la locura de un futbolista frustrado que creía que la única forma de mostrar su hombría era reventando a trompadas a su mujer y a sus hijos.

Siempre tuve claro que la familia de mi padre no nos quería porque eramos hijos de mi mama, y a la de mi mama no le importaba mucho porque eramos hijos de mi papa. Crecí muy molesta. Todos aprendimos a defendernos solos ,sabiendo que nadie vendría a ayudar. Cuando chica pensé muchas veces en matarlo, cosa que por suerte no hice. El tiempo pasó, crecimos, y para cuando el murió, a todos les habían quedado secuelas importantes. Mi mama estaba sorda porque, siempre le daba puñetazos en la cabeza, y por tantos golpes que tuvo, murió con un tumor cerebral. Mis hermanos murieron jóvenes consumidos por el cáncer. Este hombre los marco aun muerto y yo soy la ultima. Soy mama de dos hijas, tengo a los hijos de mis hermanos como si fueran míos y los cuido como no nos cuidaron a nosotros. No miro para un costado, si mis hijas o mis sobrinos me necesitan ahí estoy, porque tengo tanto dolor cuando recuerdo que mis tíos venían, nos veían mal, y pese a que rogáramos que nos salvaran, ellos nunca hacían nada. Hoy que me hace mal verlos, me duele, porque me acuerdo de mama y mis hermanos que no están y recuerdo que mis parientes no nos ayudaron. Por momentos me pregunto porque yo estoy viva, que me deparará el destino. No le temo a la muerte pero no quisiera que mis hijas y mis sobrinos me vieran sufrir. Es la primera vez que hablo sobre lo que siento, que saco esto de mi corazón. Sé que mi mama y mis hermanos están en un lugar mejor y en paz, pero hay días que quisiera poder sentirlos a mi lado, para recuperar las fuerzas, como lo hacíamos cuando todo se ponía negro pero estábamos juntos.
Alejandra.

 

 

Juliana2