Tengo 71 y años y llevo 5 de viuda.

Hace ocho meses atrás conocí a un caballero encantador, que me lleva 10 años.

Está en buena forma y los tiempos que compartimos son hermosos. Antes de la pandemia viajábamos, salíamos a cenar, íbamos a cine o al teatro juntos, disfrutando todos esos momentos.

Paralelamente, tengo una vida sobre mis espaldas. Dos hijas hermosas y 3 nietos. Disfruto enormemente buscar a mis nietos en el jardín de infantes, tomarme un cafecito con alguna de mis hijas, o salir con amigas.

El problema que se planteó es que mi caballero querría que conviviéramos. Y la verdad que yo a esta edad y con las perspectivas que tenemos no quiero.

Tengo miedo de que en poco tiempo el necesite que yo esté 24 hs al día al lado suyo y no quiero pasar mi última década de vida siendo una enfermera.

Feliz de la vida de compartir lo que podemos, y también de cuidar todo lo que pueda. Pero no como si hubiéramos estado 50 años juntos. Solo llevamos ocho meses y yo no quiero renunciar a toda mi vida solo para ser la mujer fiel y abnegada, la que cumple con el mandato de “para toda la vida”, y “tanto en la salud como en la enfermedad”, cuando también deseo vivir otras cosas.

Por ahora no nos encontramos porque él lo percibe como un rechazo o falta de compromiso, y yo, aunque le explico que es otra cosa, y es que tengo toda una vida vivida y sobre mis espaldas, que ha sido sin él y que quiero seguir disfrutándola, no soy comprendida.

Mabel

Cuando las ideas no coinciden con la realidad, los que indefectiblemente sufren son las personas, nunca la realidad.

Cuánto mejor sería poder ver y aceptar y vivir la vida tal como es (y no como pensamos que “debiera” ser).
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