Hace 4 meses que estoy con un hombre casado, que tiene una hija de 2 años. Yo estoy separada hace 2 años y tengo 2 hijos.
Me enamoré y él también. Es un amor que nunca sentí y que nunca recibí en mi vida. Nunca me sentí tan amada ni tan deseada.
Es todo intenso, nos hacemos bien. Nos encanta estar juntos.
Él mueve cielo y tierra para verme, pasa absolutamente todos los dias que estoy sin mis hijos. No desperdicia ni un minuto, apenas le aviso que se van viene volando y se va unos minutos antes de que empiece la restricción horaria por la pandemia.
Estamos tan cerca y de golpe tan lejos. Y no sé qué hacer.
Por un lado siento un enorme vacío cuando se va. Tanta plenitud y de repente estoy sola, sin siquiera poder escribirle, llamarlo, acercarme a su vida.
Me planteo si realmente quiero vivir este amor a cuenta gotas que claramente no me alcanza.
Pero por otro lado también siento que es un amor tan genuino que no me animo a soltarlo.
Termino aceptando por miedo a perder algo que podría llegar a ser hermoso, si es que llegara a ocurrir.
Siempre visualizo un futuro juntos, que no tengo ninguna garantía de que vaya a suceder.
Él me dice que ya no está con ella, que solo viven juntos por ahora. Yo nunca lo presionaría o incomodaría con planteos, porque soy de las que cree que nada bueno surge forzando los sentimientos.
O maduran solos, o no habrá caso por mas presión que uno haga. Veo mujeres que lo hacen y aún cuando lo “logran”, lo que sale suele ser un vínculo muy lastimado.
Así pasa el tiempo y cada vez que se va, el vacío es más grande.
Paula
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A una mujer que atravesaba una situación similar a la de Paula, le pregunté qué haría si su hija le confesara estar viviendo un amor prohibido.
Después de pensar unos instantes me dijo:
La comprendería…
La apoyaría…
La abrazaría…
Y por qué en vez de presionarte y torturarte, no hacés eso mismo con vos?, le pregunté.
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La ilustración es de @whiterabbitarte
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