Papá logró sacar a la familia adelante con su trabajo. Era un alcohólico pacífico, buscaba olvidar su pasado.
Hizo mucho dinero y fuimos a vivir a Francia.
A los 16 años comencé a experimentar con drogas, me enganché queriendo pertenecer al grupo de amigos. Sin buscarlo se transformó en una enfermedad seria. Mi mamá y mis hermanos me condenaban.
Cuando pedí ayuda me hundieron el doble. Comenzaron a golpearme en patota. Mi madre me agarraba de los brazos y mis hermanos se turnaban para pegarme. Nadie parecía enterarse que yo estaba enferma, que no podía.
Me rehabilité pero los abusos siguieron y siguen. Cada vez que aparecían me amenazaban y golpeaban, fuera que yo estuviese leyendo o mirando televisión.
Mi padre murió y mi madre me agarró de punto para su violencia psicológica. Según ella nunca serví para nada.
Aprendí a ignorar su opinión, pero siempre estoy a la defensiva. Sufro de depresión. Paso de la felicidad a llorar de la nada.
Ya no me importa lo que ellos piensan o digan, pero siempre busco aprobación de parte de mi madre, la cual nunca llega.
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La ilustración es de @whiterabbitarte
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