A mis 16 años me enamoré perdidamente de un chico 4 años más grande, que era hermoso.
Él no me prestaba atención hasta que un día se produjo el milagro. Empezamos a salir y nos pusimos de novios.
Llevábamos 6 meses cuando apareció su ex, con quien tenía un hijo de un año. Sentí que me tenía que abrir para dar lugar a que esa familia se arreglara.
Pocos días después de hacerlo, me di cuenta de que estaba embarazada.
Fui a contárselo pero cuando estaba a una cuadra de su casa no me animé. Tenía 16 años y pánico de que me rechazara.
Seguí adelante con el embarazo pero con muchos problemas porque estaba muy angustiada y deprimida por ser madre soltera y tan joven.
Nuestro hijo nació muy prematuro (6 meses) y solo vivió 2 hs. Yo quedé devastada.
20 años después (tengo 4 hijos) lo encontré en Facebook. Quedamos en vernos y nos encontramos en un bar.
Me había pasado los 20 años enojada con él, porque en el fondo lo había hecho responsable por la muerte de nuestro hijo por la angustia que pasé al estar sola y siendo tan chica.
Sin embargo, apenas nos vimos se me fue el enojo, y volví a sentir el mismo amor que sentía por él cuando éramos dos adolescentes.
Cuando le contaba la historia me tomó la mano y se le llenaron los ojos de lágrimas.
Con sutileza me reprochó que no le hubiera contado en su momento.
No sé cómo seguirán nuestras vidas pero siento que nos debemos una oportunidad.
Karen
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Con frecuencia le adjudicamos al otro nuestras propias dificultades.
El miedo al rechazo generó más dolor que el que podría haber provocado el eventual rechazo.
Qué relativo que puede ser el tiempo.
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La ilustración es de @whiterabbitarte
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