-Ayer un amigo me contó otra historia increíble. Qué misterio que es la vida…
-Qué pasó?
-Hace muchos años se fue a vivir afuera. Nos volvimos a ver después de una década y le pregunté por su familia. Me fue contando una biografía abreviada de cada uno, empezando por sus padres y siguiendo por sus hermanos. Cuando llegó a la menor, con total naturalidad me dijo que estaba mejor, porque a sus cincuenta años había podido asumir que era lesbiana.
-Interesante, -dijo el Maestro con suma tranquilidad.
-¿Interesante? No seas desgraciado! Se pasó cincuenta años sufriendo para recién darse cuenta de algo casi obvio.
-Conozco muchos casos así, y aún más difíciles.
-¿Qué puede ser más dramático?
-Hombres o mujeres que se casan, tiene tres o hasta cuatro hijos, a veces un par de matrimonios, para recién darse cuenta a los cincuenta y tantos, que son homosexuales.
-¿Y no es terrible?
-Es doloroso, pero en algún sentido, es la historia de todos.
-¿De todos?
-Nos lleva buena parte de la vida dejar atrás nuestros condicionamientos, heridas, mandatos y fantasías que pretenden reparar nuestro dolor. Recién después de varias décadas podemos empezar a ver quiénes somos.
-Cincuenta años…, -dijo el discípulo algo consternado.
-Son los tiempos normales. No es fácil cortar cadenas con eslabones tan fuertes. Lleva tiempo, mucho tiempo. Contame un poco más de la historia de esta mujer.
-En la adolescencia se dio cuenta que los chicos no le atraían y que algo le pasaba con las mujeres. Pero claro, si hoy todavía hay discriminación, imaginate treinta y cinco años atrás, y en el seno de una familia conservadora…
-Ningún margen para ser quien era.
-Ninguno.
-¿Y entonces?
-Fueron pasando los años, y ella insistiendo en ver si el tema se solucionaba con la aparición de algún hombre que le moviera el piso.
-¿Apareció alguno?
-No, así que siguió soltera y virgen. Ninguna relación sentimental heterosexual ni homosexual, hasta los cuarenta y cinco años.
-¿Y cómo fue el desenlace?, -quiso saber el Maestro.
-Un tumor en la garganta. El hermano, un excelente médico especialista en asuntos psicosomáticos, le explicó que esa enfermedad era la consecuencia de algo que ella tenía atragantado y no podía decir.
-Buena aproximación… ¿Y ella que dijo?
-Inició un proceso largo que culminó con su curación y confesarle a sus hermanos que era lesbiana. A sus cuarenta y cinco años.
-Qué fuerte. ¿Y los padres?
-Ambos estaban muertos.
-Pobrecita. Tuvo que esperar a que se murieran para evitar decepcionarlos.
-Algo así.
-Y tener un cáncer… Qué maravilla la vida!,-dijo el Maestro gratamente sorprendido.
-¿Cuál sería la maravilla? Para mí es una historia muy triste…
-A tu edad pensaba lo mismo, -lo reprendió suavemente el Maestro.
-No entiendo qué es lo que te resulta maravilloso, -se sinceró el discípulo.
-Las vueltas de la vida, y que pese a todo, la verdad siempre sale a la luz. La identidad, siempre se expresa. ¿Viste esas flores que crecen entre los intersticios de las piedras o ladrillos? Pese a una adversidad enorme, la vida se resiste y se expresa. Siempre.
-¿Cómo puede ser que lleve tanto tiempo?
-Muchas personas creen que en la vida se trata de encontrar rápidamente el camino, sea la vocación, el amor, o lo que sea. Y que de ahí en más los espera un tránsito homogéneo, conectado y en lo posible sin sobresaltos.
-¿Y no es así?, -dijo el discípulo entre risas.
-Afortunadamente no.
-¿Afortunadamente?
-Sino vivir sería una actividad mecánica. La gran riqueza de nuestras existencias proviene justamente de los problemas, la adversidad, los dolores, la incertidumbre. Insistimos en asegurarnos, en tener certezas, y es ahí en donde destruimos la vida.
-Me da pena pensar que esta mujer no tuvo una sola pareja hasta sus cuarenta y ocho años. Que desperdició buena parte de su vida.
-Ese es un juicio muy pesado; la mayoría de las personas tiene una pareja, o varias, y también siente que desperdició su vida.
…
-Aprendemos a vivir, viviendo, -continuó el Maestro. -Y en el mejor de los casos, lleva toda la vida. Aprender es siempre una posibilidad, pero nunca una certeza. Mucha gente por diversas razones no puede aprender y por lo tanto termina desperdiciando su vida.
-¿Y de qué depende?
-Básicamente en estar dispuesto a escuchar y a aprender algo nuevo. Como el cuento oriental de aquél maestro que rebalsó con té la taza del discípulo y ante la sorpresa de éste, le explicó que aquella taza era igual que su mente. Que hasta que no se vaciara, no podía entrar nada nuevo. Tenemos que aprender a hacer lugar, a generar vacío. Si estamos llenos de certezas, conceptos, razones, no hay mucho lugar para el aprendizaje. Tampoco si estamos tratando de cumplir con los mandatos o impresionar a todos. Ahí solo hay rigidez y por ende, dolor.
-¿Y qué es lo que pensás que le pasó a esta mujer?
-Lo mismo que nos pasa a todos. Para no defraudar a nuestras familias, a la sociedad, negamos lo que nos pasa. Nos desconectamos de nosotros mismos. Pero esa realidad interna sigue ahí. Cuanto más la reprimimos, más dolor e inestabilidad interna genera. Y tarde o temprano, siempre irrumpe. No podemos negarnos a nosotros mismos toda la vida. Al menos, no sin un altísimo costo emocional.
-¿Y no te parece triste que tarde treinta y cinco años en restablecer esa conexión y darse lugar a sí misma, aceptar quien ella es?
-Me parece que son los tiempos normales.
-Me exaspera lo que decís.
-Porque sos muy joven. Antes de los cuarenta y pico no lo podés ver. Como esta mujer.
-No es normal que te tome treinta y cinco años aceptar tu sexualidad.
-Porque la amplia mayoría de las personas son heterosexuales. Pero las homosexuales tardan mucho tiempo en aceptarlo. Por suerte el tema ha evolucionado. Hace cincuenta años no tenían ninguna posibilidad de blanquearlo, hace treinta fue el caso de tu amiga, y hoy la gente lo reconoce bastante rápido. Sin embargo, muchos de los grandes temas de la vida, desde la vocación al amor verdadero, toman décadas en que podamos conocerlos. Los chinos dicen que a los sesenta años uno más o menos entiende quién es y qué vino a hacer a este mundo. No mucho antes.
-Qué increíble…
-Por eso es tan importante tener expectativas realistas. De lo contrario, le pedimos a la vida lo que no puede darnos. Queremos saber a los 18, a los 30 o a los 40 cosas que iremos conociendo lentamente. En la medida que estemos abiertos todo se nos irá revelando, a su tiempo y a su forma. Si en cambio, pensamos que ese proceso tiene que estar mayormente resuelto ante de los treinta años, nos frustramos y sufrimos mucho e innecesariamente.
El silencio fue cayendo por su propio peso.
-¿Entonces tengo que ponerme contento porque esta mujer a sus cincuenta años puedo aceptar su homosexualidad?
-Me parece que sí. Fue afortunada en conocerse a sí misma y aceptarse, en un lapso mas o menos lógico.
-Treinta y cinco años…
-Un tiempo razonable, – cerró el Maestro con una sonrisa.
Artículo de Juan Tonelli: ¿Cuánto tiempo lleva empezar a conocerse uno mismo?
!!! Tengo 63 años..y aún no lo sé ..Sólo sé..que siento que no » encajo «…en el común de las personas..mi entorno familiar..social laboral..pero bueno lo mio es solo un simple comentario..muy buena la nota…me encantó..muchas gracias!!!
Así es Norma Angel… A no desesperar. Beso grande
Muy bueno! Me identifico con la visión del maestro, creo que conocerse a sí mismo es una bendición, y en algunos casos se alcanza ni en toda una vida, si la persona en su interior no desea hacerlo. La medida del tiempo es relativa, como todo en la vida.
Saludos Juan!
Totalmente Rosina! Beso grande!
No puedo creer lo que leo Juan !!! A los 20 años tuve un tumor en la nuca, por suerte no fue malo, unos años más tarde uno en la tiroides, fui operada. Un día, en el consultorio de la dermatóloga, viendo como disimular la cicatriz, me dijo : Qué sorprendente lo tuyo Paula !!
Por que lo decis , le dije ? porque todo está ahí, en tu garganta, hay algo de lo que no estás curada ! y me dejó pensando años !!!! Ahora te leo, y me sonrio con la historía ! Ya tengo mis cuarenta años; mi sueño era ser Docente, trabajar cerca de los chicos , enseñar, y llegué . Llegué a obtener mí título, solo eso, seguí otro camino, y siempre con nostalgia pienso lo que no pudo ser, cuando me preguntan por que no ejerzo, contesto : » Uno no puede ser todo lo que quiere en la vida «. Y sé que eso no es así, me estoy conformando solamente, si bien logré mucha otras cosas que sí soñaba, está , la de ejercer la docencia , tan importante que era para mí, no la pude cumplir. No la pude cumplir todavia !!!
Un gran abrazo Juan.
Gracias.ejercer
Paula
ya pasé los 70 y hace pocos años que comencé a vivir con pasión. Descubrí que lo mío era la Literatura y ya voy por el segundo libro editado y no puedo parar de escribir, tampoco de leer. Hasta mi jubilación, no me di cuenta que escribir era mi pasión. Aunque no me fue nada mal con mi vocación docente. Fui durante 35 años profesora de Matemática.
Qué increíble Flora! Y como fue que se manifestó tu vocación? Cuáles fueron los signos que ignoraste tantos años, y cuáles aquellos que te despertaron a para que te pusieras en marcha? Un abrazo
Estimado Juan, soy abogado de profesión y fui buscando mi vocación, el cual se fue orientando hacia los Recursos Humanos, hoy a mis 50 me inscribí para empezar a estudiar Psicología, el cual por muchos motivos de la vida nunca lo pude realizar. Es verdad, la vida se toma su tiempo para madurar algunas decisiones, por ejemplo hace un año concluí una relación matrimonial de 20 años , fue una decisión dura y dolorosa , pero necesaria. Hoy estoy en paz, mejor dicho, tengo paz, al menos la que yo pueda conocer por ahora.
Se empieza por una decisión, luego el camino aparece solo…
Saludos!!!
Muy bien Miguel Angel ! Cuántos cambios importantes en tu vida… La vida nos empuja al ruedo y no tenemos más remedio que resignarnos y vivir en un dolor creciente, o animarnos a buscar nuestra verdad. Un abrazo grande y felicitaciones!
Es así, lo único permanente es el cambio y asumirlo es el primer paso para poder transitarlo, aunque cueste…
Tal cual Marisa…. único camino. Besos
Extraordinaria historia Juan, la vida es como un rompecabezas: tenemos un tablero en donde colocar el rompecabezas, es decir, existe un lugar para que cada ser humano viva y empiece a escribir su historia, después empezamos a ver las piezas del rompecabezas o sea las decisiones e inquietudes que irradian como nuevas hojas de árbol que pueden ser muchas piezas, vamos viviendo y vamos eligiendo cuales poner o cuales quitar porque en la irremediable ruta de la vida equivocarse y acertar es nuestro único destino. El rompecabezas va tomando forma en medida que el tiempo pasa, no antes…no después y con el tiempo y el movimiento nos vamos dando cuenta que tanto hemos armado nuestro rompecabezas por lo que esta bella historia nos enseña que a pesar de ser vulnerables a tener muchos cambios, las cosas llegan cuando tienen que llegar e incluso el momento de compartir estas palabras en tu espacio, no era antes ni sería mañana, es el día que le toca poner la pieza para seguir encontrando la ruta feliz al camino de la pieza final de ese nuestro gran rompecabezas. Un abrazo fraternal.
Sabias palabras Jorge Alberto… Es tal cual. Con los años aprendemos a esperar, a adentrarnos en el misterio de la vida sin pretender entender antes de tiempo… Y miramos para atrás y hubo una lógica y un sentido, que obviamente nunca lo percibimos mirando hacia adelante… En el fondo, es confiar. Confiar en la vida. Abrazo enorme y gracias por compartir
Buenas tardes. Cuesta tomar decisiones. Yo a mis 47 estoy tomando la decisión de estar sola y tranquila y me cuesta mucho.
Y sí Sandra… Cuesta mucho… Y hay decisiones muy complejas que nos lleva años madurarlas. La clave es darnos el tiempo que necesitamos, y no sentirnos unos estúpidos porque nos cuesta, o demoramos. Son nuestros tiempos, que por otra parte, suelen ser los normales… Un abrazo y animo!