-Quiero comprar esta postal para mandarle a la tía Valeria.
Mi madre me miró extrañada. Valeria era su hermana, pero justamente, no era mi madrina sino la de mi hermano Hernán. Seguramente se habrá preguntado por qué tendría yo ese rapto de amor.
Tía Valeria era una de esas mujeres intensas. Tenía una hija, y mi hermano, era su gran debilidad. Lo llenaba de regalos, le hacía los mejores programas, lo llevaba de viaje.
Yo en cambio, tenía una madrina mucho mayor. Era una tía abuela que no había tenido hijos e imagino que por eso el conciliábulo familiar decidió premiarla endosándome como ahijado. Por esos años, nadie miraba a los niños, sino las necesidades de los adultos. Mi madrina Titi era amorosa, pero claro, al ser una persona mayor, me daba poca bola. Simplemente se limitaba a regalarme un poco de dinero para mi cumpleaños, Nochebuena, Reyes y el día del niño.
Continuar leyendoCon los años fui generando celos de la situación de mi hermano. Su madrina era intensa pero lo hacía sentir a él como el más importante del universo. Y yo, que estaba parado al lado suyo, como el más desgraciado del universo. La barita mágica había tocado al vecino y yo me sentía un infeliz. No es nada fácil ser el hermano de Maradona. Y si bien mi hermano no lo era, lo hacía sentir así, y yo me sentía igual de desdichado que el hermano de Maradona, sintiendo que no existía.
«A veces una batalla lo decide todo, y a veces la cosa más insignificante decide la suerte de una batalla» Napoleón
Estaba por terminar mi último año en jardín de infantes. Para el acto de cierre se preparó un show y mi maestra decidió que yo personificara a la Alegría. Sentía un orgullo inmenso.
Continuar leyendo¿Cómo estás con tu marido?, quiso saber el Maestro. -Todo sigue igual, -fue la resignada respuesta de la discípula.
– O sea que bastante mal. -En cierto sentido sí, -dijo tratando de suavizar la situación.
-A mi me gusta contenerlo, acompañarlo… El tema es que ese es el único modo de vida…, -dijo la mujer suspirando.
-No llega a registrar que tenés sentimientos, problemas, cansancios, sueños, dilemas…
-Pa, puedo comprar esta revista?
-Cuál? La Playboy?, -preguntó el padre entre risas.
Si bien su hijo había señalado una revista que no era erótica, la propuesta de su papá lo encendió. Tanto, que ni se enteró que era una broma. Cómo no le iba a interesar si tenía trece años y los niveles de testosterona estallando?
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